Por Peter Houghton // ver articulo en ingles en theleader.info //
Por su interés, reproducimos el articulo de opinión de Peter Houghton en el medio británico theleader.info.
El Ayuntamiento de Orihuela ha luchado durante mucho tiempo con una distribución presupuestaria justa, con Orihuela Costa recibiendo constantemente una parte desproporcionadamente pequeña a pesar de contribuir significativamente a los ingresos municipales.
Este desequilibrio ha sido un problema recurrente, ya que los funcionarios locales han dado prioridad a otras zonas, al tiempo que descuidan los servicios e infraestructuras esenciales en la región costera.
En 2012, la disputa presupuestaria fue particularmente evidente dentro del gobierno de coalición tripartito.
El concejal de Costas de aquel entonces estuvo en desacuerdo con sus compañeros y el PP conservador de la oposición, liderado por la exalcaldesa Mónica Lorente. Había solicitado entre 5 y 6 millones de euros para abordar cuestiones de infraestructura en Orihuela Costa, sin embargo, a la zona costera sólo se asignaron 2 millones de euros del presupuesto municipal de un total de 59 millones de euros.
“Hasta que el Ayuntamiento de Orihuela se comprometa a una asignación presupuestaria justa y a una gobernanza transparente, la región costera seguirá siendo un activo descuidado, a pesar de ser uno de los contribuyentes económicos más valiosos del municipio”.
El Ayuntamiento también aprobó un plan de inversión de 6,3 millones de euros financiado con la venta de suelo, en su mayoría de Orihuela Costa.
El alcalde aseguró que el 40% de estos fondos se destinarían a la costa, el 30% a la ciudad de Orihuela y el 30% a los pueblos aledaños. Sin embargo, Claro, un partido local, destacó que este porcentaje solo se aplicó a la venta de tierras de 2012-2014, por valor de 3,7 millones de euros.
La tierra vendida antes de 2005, valorada en 2,6 millones de euros, se repartía de otra manera, y Orihuela Costa sólo recibió un 15%, mientras que la ciudad de Orihuela y los pueblos cercanos recibieron un 52% y un 29%, respectivamente. Esto reforzó el patrón de distribución desleal, donde la región costera, aportando alrededor del 60% de los ingresos del municipio, recibió menos del 10% a cambio.
Para 2017, el Ayuntamiento de Orihuela aún no había preparado un nuevo presupuesto, lo que obligó a depender de los fondos de emergencia. Sin embargo, estos fondos sirvieron principalmente a intereses políticos en lugar de atender las necesidades urgentes de la comunidad.
De los 1,3 millones de euros asignados para gastos de emergencia, se utilizaron 900.000 euros para completar un centro cívico en La Aparecida, un pequeño pueblo con apenas 2.000 residentes. Otros 200.000 euros se dirigieron hacia un complejo deportivo en Molins, mientras que 57.000 euros fueron asignados al drenaje callejero en la ciudad de Orihuela.
Mientras tanto, Orihuela Costa, hogar de una población casi igual a la de la ciudad, recibió apenas 18.000 de los 8.000 euros. La zona se enfrentaba a problemas en curso como calles inmundas, parques descuidados y falta de instalaciones culturales y comunitarias, pero estos problemas seguían sin abordarse.
En 2020, Orihuela subastaba tres valiosos terrenos en la costa, generando 21 millones de euros en ingresos. Una parte significativa de esto estaba destinado a ser reinvertida en Orihuela Costa, lo que generaba esperanzas de que finalmente se lograran mejoras que debían haberse hecho. Sin embargo, en un patrón ahora familiar, estas promesas nunca se materializaron, y los fondos fueron absorbidos por el presupuesto municipal más amplio sin ningún beneficio visible para la región costera.
Año tras año, Orihuela Costa sigue siendo ignorada, con sus ingresos fiscales utilizados para subsidiar otras áreas mientras reciben una mínima reinversión.
La disparidad en la financiación ha dejado a la comunidad con servicios e infraestructura inadecuados, alimentando la frustración entre los residentes que ven sus contribuciones mal gestionadas.
Como siempre, lo que Orihuela promete y su entrega real, son mundos separados.
Nada se ha materializado todavía.